domingo, 9 de julio de 2017

LIBROS



Cuando era pequeña aprendí que el refugio y el consuelo de los libros no se podía comparar a nada. Cada personaje y cada nueva historia formaban parte de mí y yo siempre quería más, hasta el punto de crear mis propias historias, me hacía libros nuevos que escribía ilusionada y que ilustraba también yo misma. Me encantaba (y me encanta) leer y escribir desde una edad muy temprana. Cada página que pasaba era un nuevo regalo. 
Pasar días enteros leyendo es maravilloso. Reír y llorar entre páginas, hacerme amiga de los personajes, vivir aventuras, viajar a lugares extraños…
De pequeña era el hazmerreír de la clase, por varias razones, una de ellas por tener siempre la nariz metida en un libro. Los niños de mi generación, al menos los de mi entorno no leían casi nada e incluso ya de mayor recibí burla por conocer la distribución de la biblioteca. Parecía que algo tan necesario como leer era una vergüenza para esos chicos que se creían tan “molones”. Pero daba igual, yo era muy feliz viajando entre mundos.
Una vez mis padres se hicieron cargo de una librería, fue uno de los mejores momentos de mi vida. Mi familia hacía compras al por mayor y podía llevarse muchos libros a un precio muy bajo. Ellos, contentos con que yo leyera llegaron a decirme que podía hacer una lista de lecturas y que encontraríamos esos libros. Para mí eso era como tener la lámpara de Aladino en mis manos. Recuerdo estar en un sótano que era un almacén lleno de libros y sentirme en el paraíso y podía llevarme un buen puñado de ellos. Por desgracia, eso duró poco.
Si un día no leo me da ansiedad. Si veo una librería tengo que entrar y a poder ser llevarme por lo menos un libro, por suerte actualmente hay librerías de segunda mano muy económicas y eso es mi salvación.


Hay gente que sigue despreciando la lectura, diciendo tonterías como que hoy se lee más que nunca gracias a Facebook o WhatsApp (¿pero desde cuándo el Facebook y el WhatsApp son literatura? En el mejor de los casos puedes acceder a buenos artículos y a páginas dedicadas a la lectura pero leer los estados y los chats nada tiene que ver) o que hoy en día con internet es “subrealista” que se le dé importancia a los libros (¿subrealista? ¿SUBrealista? Fallos tenemos todos pero en este caso seguramente si el señorito leyera sabría que la palabra es “surrealista” y que internet es una herramienta estupenda pero no sustituye a los libros y de poco te sirve si solamente ves por internet basura, hay que elegir bien como en todo, en los libros también hay que saber elegir). 
He visto también gente prepotente y muy cerrada que para justificar que no ha leído nunca dice que leer no es útil, que ellos ya tienen las ideas muy claras y que no necesitan las experiencias de los demás porque ya tienen las suyas (pero todos necesitamos saber siempre más y si unimos lo que vivimos a lo que viven miles de personas ganamos mucho). 
También ha habido gente frívola que me ha criticado por haberme matado a trabajar y después gastar dinero en libros y en estudiar en lugar de “cosas más importantes” que para esa gente era ropa de marca, zapatos a la moda, maquillajes y demás objetos que a mí no me llaman la atención (y yo pienso que esa gente ojalá comprara y leyera más libros que eso no es incompatible con el maquillaje y demás, hay mucha gente aficionada a los zapatos que también lee mucho). 
También encuentro gente que va de culta pero pone excusas tontas para no leer: “que me lío con los personajes”, “que me da pereza”, “que me cuesta seguir la historia”, “que este libro no sé qué”, “que este otro blabla”…
También he visto gente que para terminar un libro antes pasan de largo varias páginas (entonces no se enterarán de nada!) y mucho más que voy viendo.

Por suerte creo que algo está cambiando. Muchos dicen que los jóvenes no leen (siempre metiéndose con los jóvenes) pero la gracia es que hay mucha gente mayor que tampoco lee nunca, la edad no tiene nada que ver. Afortunadamente veo una generación de jóvenes lectores que pisa fuerte. En el colegio yo era la rara por leer pero veo ahora a los niños enganchados a sagas como Harry Potter y siempre con un libro bajo el brazo. Estos críos han descubierto algo maravilloso y entusiasmados con lo que leen tienen muchas probabilidades de querer rodearse de libros toda su vida…¡y lo bien que se lo van a pasar!







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